lunes, 15 de junio de 2015

En noviembre de 2013 empecé la aventura de escribir este blog con más dudas que certezas. Las muchas dudas giraban en torno a que temas iba a tratar en el blog y al enfoque que quería darles. Las pocas certezas giraban en torno a la idea de que tenía que ser algo placentero, algo que hiciese por gusto.

No tardé en tener mi primera crisis, quizá simplemente fueron los primeros ajustes necesarios para amoldar el plan inicial a una realidad algo cambiante por aquel entonces. El caso es que durante meses mantuve una línea más o menos estable pero en enero de este mismo año volví a "reiniciar" este blog a raíz de una verdadera crisis de identidad, de identidad del blog, no mía. Había perdido el rumbo y ese golpe de timón fue una manera de recuperar el control de lo que aquí sucedía, de darle un propósito. Y ese propósito ha llegado hasta aquí. Perdida la ilusión inicial y perdido la capacidad de disfrutar con esta aventura, escribir "viaje en autobús" empezaba a ser más una absurda obligación autoimpuesta, algo que, me temo, ha llegado a afectar a la calidad de lo escrito últimamente. Así las cosas, lo más honesto conmigo mismo y con los pocos lectores que pueda tener, es poner punto y final. Ignoro si en el futuro querré volver a hacer algo parecido a esto pero por ahora lo único que deseo es bajarme de este autobús y seguir el viaje de otra manera.

Todo. Todos. Todo lugar. Termina.

Fue un placer.


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