lunes, 11 de noviembre de 2013

¿Qué hago yo aquí? Me miro las palmas de las manos como si ellas pudiesen saber algo que yo no. ¿Qué hacemos aquí, chicas? Silencio. Miro el teclado de mi portátil, un HP de hace cinco años cuya vida veo extinguirse aceleradamente en los últimos doce meses, por mucho que parezca recuperado gracias a un nuevo pulmón artificial “implantado” hace poco más de tres. ¿Qué hacemos aquí? Tú sabrás, parecen responderme con su muy elocuente mutismo. Yo sabré.

Qué tal si empezamos por contar de donde viene el título del blog mientras se nos ocurre todo lo demás. Tú sabrás.


En los tiempos en que era un universitario inquieto y arrogante como sólo pueden serlo los universitarios, me movía por Madrid sin carnet de conducir y con abono transporte. Orgulloso de ambas cosas además, también como sólo puede serlo un universitario altivo y pretencioso. Cargaba entonces no sólo con el abono y mi insolente vanidad, llevaba además siempre encima un cuadernito donde apuntar ideas que me surgían para mis novelas, relatos, guiones, etc…  Una tarde, volviendo a casa en autobús, entonces sólo se volvía a casa en autobús, anoté tres o cuatro ideas, no recuerdo cuales, no recuerdo de qué trascendencia. El caso es que me di cuenta de que casi siempre las mejores ideas se me ocurrían ahí o en la ducha. Ante la imposibilidad de tomar notas bajo el chorro del agua, mis momentos de inspiración más rentables resultaron ser, finalmente, esos eternos y muy numerosos viajes de vuelta a casa.

Y de aquellos barros, estos lodos; o lo que es lo mismo, de aquellas notas, estas historias. En el último año he publicado tres libros (esos que tenéis a la derecha) que se venden menos de lo que me gustaría pero más de lo que esperaba. También he emprendido alguna que otra empresa y me he dejado un buen puñado de ellas durmiendo, sólo por ahora, el Sueño de los Justos. Todas, las dormidas y las despiertas, empresas literarias, porque, como ya puse en boca de Pablo, el protagonista de Un lado oscuro de la luna, escribo porque no valgo para otra cosa. Porque si no me muero. Y de todo eso que ya está dicho y de lo que queda por decir es de lo que va este blog.

Así que, si la pregunta es “qué hago yo aquí”, la respuesta sólo puede ser “sobrevivir”
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