jueves, 9 de enero de 2014

Las 200 de Cinemanía: 120 - EL TERCER HOMBRE (1949). Carol Reed

10 notas sobre El tercer hombre

1. VIENA. Hay películas que podrían estar ambientadas en cualquier lugar del mundo y no haría falta cambiar una coma del guión. Por contra hay películas que integran de tal forma el entorno en la historia que cuentan que uno no podría imaginárselas en otro lugar. Pasa, por ejemplo, con el Manhattan de Woody Allen, con el París de Amelié o, como es el caso, con la Viena de El tercer hombre. Pero es que además, aquí nos encontramos con que no sólo es la ciudad, también lo es su momento histórico. Es Viena, pero es la Viena de 1947, partida, literalmente, en cuatro, con las heridas que dejó la II Guerra Mundial, aún abiertas (perfectamente reflejadas en esas patrullas policiales mixtas de rusos, franceses, americanos e ingleses). Una Viena oscura, fría y desolada (apenas se ven extras en las escenas exteriores) que se convierte en un personaje más, innegociable, de la trama.

2. GRAHAM GREENE. La historia de la literatura y del cine, de su relación, nos ha enseñado que el flujo habitual va de la novela a la pantalla, que primero se escribe la novela y luego se pone ésta en imágenes. Cuando le encargas, porque eso fue, un encargo, el guión a uno de los escritores más grandes del siglo XX no es tan extraño entonces que acabes consiguiendo dos obras maestras. Con una curiosidad, en este caso Graham Greene escribió primero el guión y para ello, elaboró primero un pequeño relato. Fue después de terminar el guión cuando escribió la novela, como una suerte de salmón remontando un río, yendo contracorriente. El resultado, ya digo, una película inmortal y una novela imprescindible. Los genios, que son así…

3. ORSON WELLES. Para cuando se rodó El tercer hombre, Welles ya era una leyenda. Un mito. Lo fue casi desde su insuperable presentación en sociedad con Ciudadano Kane, en 1941. Tal es su trascendencia que no es raro encontrarse aficionados al cine que creen que esta película está dirigida, además de interpretada, por este genio de Wisconsin. Los más cinéfilos sobre lo que discuten es sobre la influencia de Welles en Carol Reed, el verdadero director. Más allá de estas disquisiciones, lo que deja aquí, eso es seguro, el Gran Orson, es una interpretación memorable de un tipo de personaje muy particular y harto repetido: el canalla seductor. Sabes que es un tipo completamente amoral, desleal, egoísta… pero no puedes evitar sentirte atraído por él, estar de su parte. Quizá porque, como él mismo afirma, si el mundo es así porque voy a ser yo mejor.

4. CAROL REED. El tercer hombre, probablemente una de las mejores películas de la historia del cine británico, es, lógicamente, la obra cumbre de su director, que además dirigió al menos otra media docena de películas más que notables. Y sin embargo, como decía antes, su papel en esta obra maestra ha quedado ensombrecido por la deslumbrante presencia de Orson Welles. Toda una injusticia difícil de corregir a estas alturas. Pero por mí que no quede...

"Quita, minino, que me delatas"
5. ANTON KARAS. Sobre el autor de la banda sonora sólo unas breves palabras: puede que sea una de las mejores bandas sonoras de la historia del cine. Pero no sólo eso (o quizá por eso): está tan perfectamente integrada en la historia, refleja con tal precisión el ambiente, la atmósfera de la película, que es imposible disociarlas. El tercer hombre no se concibe sin su inolvidable música. Y cuando la escuchas una vez, ya no la olvidas y no puedes dejar de tararearla.

6. APERTURA Y CIERRE. En una de las primeras escenas de El tercer hombre asistimos al supuesto entierro de Harry Lime, el personaje de Orson Welles. Una vez enterrado, el desconcertado amigo de Harry, Holly Martins (Joseph Cotton), se cruza, él en coche, ella andando, con la amada de su amigo, Alida Valli (Anna Schmidt). El plano final de la película, sin desvelar demasiado de la trama, transcurre también en un cementerio y con los mismos protagonistas, Holly y Alida. Si alguien quiere escenificar lo que es el cine, puede elegir esos quince o veinte segundos finales: sin una palabra te cuenta todo lo que ha pasado y te da una pista de por dónde irá el futuro. Insuperable.

7. BUENAS NOCHES, ME LLAMO HARRY LIME. Tampoco aquí quiero destripar demasiado de la película por eso me limitaré a comentar que la presentación del personaje de Orson Welles constituye toda una (otra) lección de lenguaje cinematográfico, del uso de la iluminación como una parte más de la historia. Considerada por algunos como la mejor presentación de un personaje de la historia del cine, es, desde luego, insuperable.

8. LOS BAJOS FONDOS. Toda la trama de la historia de El tercer hombre gira en torno al trapicheo, al contrabando, a todo ese submundo de corrupción derivado de la II Guerra Mundial. Por eso no parece casual que el desenlace de toda la trama tenga lugar en las alcantarillas de Viena. En esos minutos en que todos los personajes de la trama se sumergen en las cloacas de una Viena desangrada, quedan los momentos más memorables de la película. Aunque toda la secuencia es espectacularmente buena, personalmente me quedo con el momento en que Orson Welles, desesperado y acorralado, intenta levantar una alcantarilla para volver a la calle. Desde fuera se ven los dedos asomar, ansiosos, entre las rejas, en busca de una escapatoria. Se aferran a los hierros y empujan. Pero nada sucede. Entonces las manos se abren y desaparecen de nuevo, esta vez lentamente, resignados. A partir de ahí Harry Lime comprende, y el espectador con él, que está perdido y que sólo el sentido de la lealtad de su amigo puede salvarle.

9. LEALTAD. Más allá del mero entretenimiento, del placer de ver una buena película, El tercer hombre deja también una duda moral. Y es que los personajes interpretados por Joseph Cotten y Anna Schmidt se enfrentan a un grave conflicto ético: delatar al amigo, al ser amado que resulta ser un delincuente o serle leal más allá, ya no de la legalidad, sino de todo juicio, del concepto de lo que está bien y lo que está mal. Aquí, como en la vida, cada uno toma una decisión distinta guiándose por vaya usted a saber qué. Como en la vida real, ya digo.

10. TREVOR HOWARD Y SU TRENCA. Esto, más que una nota, es casi una anécdota. El personaje del Mayor Calloway, interpretado de maravilla por Trevor Howard, luce durante la mayor parte de la película una trenca fascinante. No sé de dónde salió pero desde el primer plano en el que aparece no pude dejar de pensar “yo quiero una así”.


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