Las 200 de Cinemanía: 120 - EL TERCER HOMBRE (1949). Carol Reed
10 notas sobre El tercer hombre
10 notas sobre El tercer hombre
1. VIENA. Hay películas que
podrían estar ambientadas en cualquier lugar del mundo y no haría falta cambiar
una coma del guión. Por contra hay películas que integran de tal forma el
entorno en la historia que cuentan que uno no podría imaginárselas en otro
lugar. Pasa, por ejemplo, con el Manhattan
de Woody Allen, con el París de Amelié
o, como es el caso, con la Viena de El
tercer hombre. Pero es que además, aquí nos encontramos con que no sólo es
la ciudad, también lo es su momento histórico. Es Viena, pero es la Viena de
1947, partida, literalmente, en cuatro, con las heridas que dejó la II Guerra
Mundial, aún abiertas (perfectamente reflejadas en esas patrullas policiales mixtas de
rusos, franceses, americanos e ingleses). Una Viena oscura, fría y desolada
(apenas se ven extras en las escenas exteriores) que se convierte en un
personaje más, innegociable, de la trama.
2. GRAHAM GREENE. La historia
de la literatura y del cine, de su relación, nos ha enseñado que el flujo
habitual va de la novela a la pantalla, que primero se escribe la novela y
luego se pone ésta en imágenes. Cuando le encargas, porque eso fue, un encargo,
el guión a uno de los escritores más grandes del siglo XX no es tan extraño entonces que
acabes consiguiendo dos obras maestras. Con una curiosidad, en este caso Graham
Greene escribió primero el guión y para ello, elaboró primero un pequeño
relato. Fue después de terminar el guión cuando escribió la novela, como una suerte de salmón remontando un
río, yendo contracorriente. El resultado, ya digo, una película inmortal y una
novela imprescindible. Los genios, que son así…
3. ORSON WELLES. Para cuando se
rodó El tercer hombre, Welles ya era
una leyenda. Un mito. Lo fue casi desde su insuperable presentación en sociedad
con Ciudadano Kane, en 1941. Tal es
su trascendencia que no es raro encontrarse aficionados al cine que creen que esta
película está dirigida, además de interpretada, por este genio de Wisconsin.
Los más cinéfilos sobre lo que discuten es sobre la influencia de Welles en Carol Reed, el verdadero director. Más allá de estas disquisiciones, lo que deja
aquí, eso es seguro, el Gran Orson, es una interpretación memorable de un
tipo de personaje muy particular y harto repetido: el canalla seductor. Sabes
que es un tipo completamente amoral, desleal, egoísta… pero no puedes evitar
sentirte atraído por él, estar de su parte. Quizá porque, como él mismo afirma,
si el mundo es así porque voy a ser yo
mejor.
4. CAROL REED. El tercer hombre, probablemente una de
las mejores películas de la historia del cine británico, es, lógicamente, la
obra cumbre de su director, que además dirigió al menos otra media docena de
películas más que notables. Y sin embargo, como
decía antes, su papel en esta obra maestra ha quedado ensombrecido por la
deslumbrante presencia de Orson Welles. Toda una injusticia difícil de corregir
a estas alturas. Pero por mí que no quede...
"Quita, minino, que me delatas" |
6. APERTURA Y CIERRE. En una de
las primeras escenas de El tercer hombre
asistimos al supuesto entierro de Harry Lime, el personaje de Orson Welles. Una
vez enterrado, el desconcertado amigo de Harry, Holly Martins (Joseph Cotton), se cruza, él en
coche, ella andando, con la amada de su amigo, Alida Valli (Anna Schmidt). El plano final de la película, sin desvelar demasiado de la
trama, transcurre también en un cementerio y con los mismos protagonistas,
Holly y Alida. Si alguien quiere escenificar lo que es el cine, puede elegir
esos quince o veinte segundos finales: sin una palabra te cuenta todo lo que ha
pasado y te da una pista de por dónde irá el futuro. Insuperable.
7. BUENAS NOCHES, ME LLAMO
HARRY LIME. Tampoco aquí quiero destripar demasiado de la película por eso me
limitaré a comentar que la presentación del personaje de Orson Welles constituye
toda una (otra) lección de lenguaje cinematográfico, del uso de la iluminación como
una parte más de la historia. Considerada por algunos como la mejor presentación de un personaje de la historia del cine, es, desde luego, insuperable.
8. LOS BAJOS FONDOS. Toda la
trama de la historia de El tercer hombre gira en torno al trapicheo, al
contrabando, a todo ese submundo de corrupción derivado de la II Guerra
Mundial. Por eso no parece casual que el desenlace de toda la trama tenga lugar
en las alcantarillas de Viena. En esos minutos en que
todos los personajes de la trama se sumergen en las cloacas de una Viena
desangrada, quedan los momentos más memorables de la película. Aunque toda la secuencia es espectacularmente buena, personalmente me
quedo con el momento en que Orson Welles, desesperado y acorralado, intenta
levantar una alcantarilla para volver a la calle. Desde fuera se ven los dedos asomar, ansiosos, entre las rejas,
en busca de una escapatoria. Se aferran a los hierros y empujan. Pero nada
sucede. Entonces las manos se abren y desaparecen de nuevo, esta vez
lentamente, resignados. A partir de ahí Harry Lime comprende, y el espectador con él, que está perdido y que
sólo el sentido de la lealtad de su amigo puede salvarle.
9. LEALTAD. Más allá del mero
entretenimiento, del placer de ver una buena película, El tercer hombre deja también una duda moral. Y es que los
personajes interpretados por Joseph Cotten y Anna Schmidt se enfrentan a un
grave conflicto ético: delatar al amigo, al ser amado que resulta ser un
delincuente o serle leal más allá, ya no de la legalidad, sino de todo juicio, del concepto de
lo que está bien y lo que está mal. Aquí, como en la vida, cada uno toma una
decisión distinta guiándose por vaya usted a saber qué. Como en la vida real, ya digo.
10. TREVOR HOWARD Y SU TRENCA.
Esto, más que una nota, es casi una anécdota. El personaje del Mayor Calloway,
interpretado de maravilla por Trevor Howard, luce durante la mayor parte de la
película una trenca fascinante. No sé de dónde salió pero desde el primer plano
en el que aparece no pude dejar de pensar “yo quiero una así”.
0 comentarios:
Publicar un comentario